26 de febrero de 2008

Puede la Música hacer más Inteligente a mi hijo?

Muchos estudiosos resaltan la influencia de la música en el desarrollo de los niños en torno a capacidades como la imaginación, la memoria, la coordinación psicomotora y el ritmo.

En cuanto al aspecto cognitivo , se ha demostrado que la música estimula las conexiones neuronales del cerebro y puede aumentar el número de estas conexiones. Así, se potencia la capacidad de concentración y atención y aumenta la capacidad memorística (visual y auditiva). Puede ocurrir que en el futuro el niño tenga dificultades en el aprendizaje simplemente por el hecho de no estar escuchando, es decir, por no tener la capacidad suficiente de poner atención y concentrarse en lo que se le dice. Aquí podemos ver el beneficio de la música cuyo vehículo fundamental es el oído.

En este sentido, la música estimula las funciones del hemisferio derecho del cerebro, donde se sitúan las emociones y la capacidad artística así como la estructuración espacial. También activa las funciones del hemisferio izquierdo, que está unido a las operaciones lógicas y al lenguaje.

La música también constituye un pilar fundamental para el desarrollo psicomotor del niño: incrementa la coordinación y el control rítmico del cuerpo. Desde los cero a los siete años, el niño asienta las habilidades motoras básicas que utilizará durante el resto de su vida. El aprendizaje musical le ayudará a la adquisición y al refuerzo de habilidades motoras básicas como la postura, el equilibrio y las coordinaciones oculares, vocales, ojo-mano, ojo-pie, etc. De esta manera, se ha demostrado que la música puede favorecer la agilidad y soltura con que el niño aprenderá por ejemplo, a gatear, andar o correr.

También la música es imprescindible para el desarrollo lingüístico del niño, entre otras cosas, mejorando su vocabulario, expresividad y facilidad de comunicación.
No hay que olvidar un último ámbito, no menos importante: el desarrollo emocional y social . La música hace participar al niño en situaciones de actividad colectiva estimulando sus dotes sociales y aprendiendo el significado de la cooperación, el respeto por el otro y la responsabilidad propia. Dentro de este ámbito también se ha demostrado que la música puede disminuir el estrés emocional e incluso el dolor físico desde los primeros años de vida. La música además, ayudará al niño a desarrollar un sólido sentido de identidad y a confiar en sí mismo y sus producciones artísticas.
Estos efectos, no son sólo teorías como pudiera parecer sino que son hechos reales y medibles. Como ejemplo, presento aquí para finalizar, diversos estudios bastante interesantes que pueden ayudarnos a comprender el alcance del poder de la música:

La música es capaz de calmar o estimular el movimiento y el ritmo cardíaco de un bebé en gestación. (M. Clemens: Observations on certain aspects of neonatal behavior in response to auditory stimuli. 1977)
Los bebés prematuros que escuchan música clásica en la UCI aumentan más de peso y salen antes del hospital. (F. Schwartz: Perinatal stress reduction, music and radical cost saving . 1997).
Los niños que reciben clase de música manifiestan tener más habilidades motrices, más capacidad para las matemáticas y mejor rendimiento en la lectura. (M. Kalmar: The effects of music education based on Kodaly´s directives in nursery school children . 1982).
Los alumnos de instituto que tocan un instrumento obtienen hasta 52 puntos más en tests de aptitud que los que no lo hacen. ( Profiles of SAT and achievement test takers 1998. College Board).
Los estudiantes que escuchan diez minutos de la sonata para dos pianos en Re Mayor de Mozart inmediatamente antes de hacer un test de inteligencia tienden a obtener mejor resultado en la sección espacial-temporal del test. (F. Rauscher: Listening to Mozart enhances spatial-temporal reasoning: towards a nerophysiological basis . 1995).

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